martes, 28 de octubre de 2008

Crónica de un Moqueguazo

Los rumores de un nuevo Moqueguazo (o de la continuación del anterior) hacían surgir con efectividad cierta tensión en el vehículo que nos llevaba hacia el puente Montalvo. Los rumores de que este había sido tomado eran cada vez más ciertos.

Juan, el moqueguano conductor de nuestro vehículo, aceptó ponerme un poco al tanto: “Esto ya se veía venir. Pero que se podía esperar pues jóven, la lucha que se realizó meses atrás parece que fue totalmente en vano, pues hasta ahora no han cumplido su palabra”.

Llegamos y la imagen era escalofriante: gritos de protesta de los pueblerinos, gritos de orden de la policía, bullicio en general. La gente avanzaba en bloque a través del puente con el objetivo de expulsar a los últimos policías que se defendían inútilmente con bombas lacrimógenas y perdigones.

Fue inevitable. El puente Montalvo una vez más había pasado a la orden y merced de la decisión popular, sin importar las autoridades, sin importar el comercio, sin importar nada salvo sus peticiones. Y esta vez han venido con sed de revancha, con sed de justicia, y han llegado para quedarse.

No hay comentarios: