
Todos nos quejamos día a día del transporte público en nuestro país. Todos. Miramos con cierto anhelo el sistema vehicular londinense, donde los buses se encuentran en sus respectivos paraderos a la hora que se ha establecido; y envidiamos la organización chilena, que cuenta con un tren subterráneo reconocido por su limpieza y seguridad. Todos odiamos las “combis”, y las prácticamente irrespetadas normas de una ciudad donde rige la ley del pendejo.
Yo ando en transporte público y no me molesta. Hay mucho que aprender. Es así como llegue a la conclusión de que todos odiamos las combis; pero que somos nosotros los que alimentamos estas razones que luego son reflejadas en odio.
Odiamos que paren en luz verde, pero no dudamos en parar una combi este en la luz que este. Subimos a combis así estén repletas. Nos molesta que vayan por izquierda, pero más nos moleste que se queden atrás de un vehículo lento. Por estas y más razones; concluyo que somos nosotros los que establecemos las reglas; solo que depende del lado en el que vamos para ver si odiamos o amamos una combi.
No hay comentarios:
Publicar un comentario